Efectivo Ahora: Microfinanzas: el ejemplo del Banco Grameen


Originario de Chittagong, Bangladesh, y nacido en 1940, el profesor Muhammad Yunus inició el camino de las microfinanzas al dar a luz un sistema para prestarle dinero a personas con escasos recursos económicos y que se encontraban excluidas del sistema financiero convencional. Yunus había padecido la hambruna del año 1974 en su nación natal, y buscó idear un mecanismo para ayudar al sector económicamente más vulnerable de su comunidad. Quería ayudarlos a acceder a recursos materiales –y educativos- para que pudieran desarrollar sus emprendimientos sin tener que caer en manos de intermediarios.

En 1976 Yunus regresó a su país. Provenía de la Universidad Vanderbilt (Nashville, Tenesee), donde se había doctorado en economía. En su regreso se dedicó a la docencia. Al ver que en derredor la gente padecía hambre, Yunus empezó a preguntarse cómo podría ayudar a paliar las duras situaciones que veía. En sus viajes cotidianos hasta la escuela superior donde impartía clases, conoció a una joven que fabricaba cestos de bambú para un tercero y que tenía tres hijos. Por su trabajo esta joven recibía una paga que apenas le servía para recuperar la materia prima, con lo cual, en los hechos vivía de préstamos. Yunus observó que si esta mujer pudiera acceder a un pequeño capital para invertir en insumos básicos, podría generar su propio emprendimiento y librarse de los intermediarios. Con esta hipótesis en mente, y junto a sus alumnos, salió a investigar por las calles qué cifra aproximada le permitiría a un artesano promedio comenzar su propio proyecto. Así fue como logró determinar que con un capital inicial de U$S 27, estas personas podrían comenzar un ciclo virtuoso.

Y así fue como en 1976 Yunus entregó su primer micropréstamo -20 euros que salieron de su propio bolsillo- a aquella joven y a todo un grupo de mujeres que elaboraban muebles con bambú en el poblado de Jobra y padecían una problemática similar (debían tomar créditos a tasas muy elevadas para poder adquirir la materia prima). Inicialmente Yunus intentó que el gobierno y las entidades bancarias se hicieran eco de su análisis y su propuesta, pero no obtuvo ninguna ayuda. Así fue como se decidió a prestar su propio dinero, y al cabo las artesanas cubrieron su deuda y él pudo reinvertir el dinero en otros artesanos. Esto permitió que la base de dinero disponible se expandiera, y de hecho Yunus pudo apoyar a unas 100 aldeas.

Con el tiempo Yunus –quien se hizo famoso en el mundo como el banquero de los sectores económicamente más desprotegidos y como el padre de los microcréditos- fundó el Banco Grameen (o Grameen Bank), enfocado en otorgar pequeños créditos a personas pobres que habitualmente no califican para recibir financiación de entidades bancarias tradicionales. Esta iniciativa lo hizo acreedor del Premio Nobel de la Paz en el año 2006.

El hecho de que se entregaran créditos a sectores pobres no implica que no se cobrasen intereses. Pero el espíritu inicial era proteger a estas comunidades de las sobretasas o la explotación de algunos capitalistas. Posteriormente surgieron distintas ONGs que lanzaron microcréditos sin ánimo de lucro en múltiples lugares del paneta con espíritu de ayuda social. También la idea de otorgar microcréditos fue tomada luego por otras instituciones con ánimo de lucro.

Un dato curioso en es que buena parte de las beneficiarias de estos microcréditos en el mundo han sido mujeres, quienes se han mostrado muy consistentes a la hora de retribuir los préstamos, sostener sus emprendimientos y perseverar con sus proyectos. Hay que decir que el proyecto de Yunus no pasaba solo por prestar dinero y auxiliar a los sectores populares, sino también por capacitar a los más necesitados para generar su propios emprendimientos, y que resultaran sustentables. Gracias a sus microcréditos, Yunus estima que aproximadamente el 58% de las personas que estuvieron ligadas al banco Grameen durante al menos 5 años lograron dejar atrás la pobreza extrema.

De este modo el Grameen Bank sembró una semilla que se difundió por diferentes partes del globo, dando lugar a una ola de “microfinanzas”, con préstamos de montos variables según la región, que en líneas generales van a fines productivos.

En América Latina las microfinanzas permiten que los sectores populares accedan al crédito, en contextos donde los bancos plantean altas exigencias para abrir cuentas y todavía más para dar un préstamo. Es una propuesta que en los hechos puede adoptar diferentes formas, con este basamento esencial.

Fuente: Efectivo Ahora

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